Page 41 - Revista Celiacs nº2

zú
El kudzú es originario de China, donde se ha utilizado durante
más de 2.500 años como remedio medicinal para tratar todo
tipo de enfermedades y molestias. Es un almidón extraído
mediante un largo proceso artesanal de unas raíces volcánicas
que se llaman Pueraria lobata. Las raíces son molidas usando
un método tradicional, lavadas varias veces con agua y secadas
al aire durante noventa días. Aporta hidratos de carbono, fibra y
minerales.
Las Recetas de los socios
Soy Imke. Atleta profesional, Máster en ciencia del deporte y
especialista en alimentación para la juventud y la vitalidad. ¡Es el En cuanto a la población masculina, se ha visto que los pacientes
momento de compartir recetas! Hasta ahora solo cocinaba para
mis amigos, mis talleres y mi familia! Espero que aprovechéis mi
pequeño tesoro de experiencia.
Crepes de trigo sarraceno con manzana o plátano
Ingredientes (3-4 Personas):
Para la masa de las crepes: 2 tazas de harina de trigo sarraceno
(200g), 2 3/4 de agua, 3 cucharaditas de canela, 3 cucharadas
de harina de castaña, 2 cucharadas de aceite de coco virgen
(líquido calentado), Una pizquita de sal.
Para añadir: 2 plátanos pequeños cortados, 1 Manzana pequeña
cortada a trozos, Un poco de aceite de coco para la sartén,
Canela, melaza de arroz y granada para servirlo en el plato.
Material necesario: 1 sartén, 1 Cucharón de cocina, 1 herramienta
de T para crepes, 1 Espátula de cocina
Preparación: Mezclar todos los ingredientes para la masa de las
crepes. Calentar la sartén con un poco de aceite de coco. Añadirle
algunos trozos de manzana o plátano y cubrirlo con 3/4 de la
masa preparada, Dejarlo cocer un par de minutos y darle una
vuelta. Dos minutos más y listo, Servirlo caliente, templado o frio
con melaza de arroz y un poco de canela.
Enfermedad celíaca y patología
reproductiva
Dra.Montserrat Montraveta - Jefe del área de gastroenterología
pediátrica del hospital Universitario hermanos Trias i Pujol de
Badalona
La enfermedad celíaca (EC) es un problema de salud pública
global, muchas veces subestimado y que por tanto, contribuye
a una morbilidad (enfermedades o complicaciones asociadas) e
incluso mortalidad, evitable.
La EC implica una inflamación crónica de la mucosa del intestino
delgado causada por las proteínas del gluten presentes en
determinados cereales, como el trigo, la cebada y el centeno.
Los síntomas pueden variar, en el mismo individuo, a lo largo del
tiempo y a menudo mimetizan los síntomas de otras patologías.
Este hecho, combinado con la poca expresividad clínica con la
que a veces se presenta, provoca un infradiagnóstico nada
despreciable. Actualmente se cree que la etiología de la EC es
resultado de la interacción de factores genéticos y ambientales,
que podrían explicar el amplio espectro de manifestaciones
clínicas, que van desde formas prácticamente asintomáticas a
formas severas.
La incidencia de la EC tanto en adultos como en niños es de
aproximadamente el 1% de la población general. Los síntomas
de la forma clásica de la EC en pediatría incluyen síndrome de
malabsorción, con diarrea crónica, esteatorrea (grasa en las
heces), distensión abdominal, fatiga, vómito, anemia y retraso de
crecimiento o talla baja.
A menudo sin embargo, la EC puede dar sólo sintomatologías
extradigestivas provocando un retraso en su diagnóstico y por
tanto un aumento de las complicaciones a largo plazo. Dentro
de estos síntomas atípicos de la celiaquía cabe mencionar
las alteraciones de la fertilidad, el retraso de la menarquia (la
primera menstruación), la menopausia precoz, la amenorrea
(falta de menstruación en mujeres en edad fértil), la esterilidad y
complicaciones de la gestación, tales como abortos recurrentes,
retraso de crecimiento intrauterino (CIR), bebés con bajo peso
al nacer y/o prematuridad. La patogenia de estos trastornos
reproductivos en la EC no es del todo conocida, pero actualmente
se sugieren algunas hipótesis que tienen como base teórica la
deficiencia nutricional existente en la EC no diagnosticada y los
mecanismos autoinmunes propios de la enfermedad.
El déficit nutricional de la EC es generalmente secundario
a la malabsorción intestinal que tienen los pacientes con la
enfermedad activa (es decir, no diagnosticada y por tanto sin
tratamiento). La atrofia de las vellosidades intestinales conduce a
una malabsorción de hierro, provocando una anemia ferropénica,
así como de otros nutrientes, como el zinc, el selenio y el ácido
fólico, jugando todos ellos un papel importante tanto en la
gestación como el desarrollo del feto.
Es conocido que tanto el zinc como el selenio son dos
oligoelementos que intervienen en la síntesis y la secreción
de las hormonas sexuales del eje gonadal (FSH y LH) dando
lugar a alteraciones de la menstruación y abortos recurrentes.
También es bien conocido que el ácido fólico es una vitamina
esencial en el metabolismo del ácido nucleico, básico en el
desarrollo embrionario y del sistema nervioso del feto. Por otra
parte el estatus nutricional de la mujer es un factor relevante
que determina la evolución de la gestación. La severidad de la
malnutrición se correlaciona directamente con patologías tanto
ginecológica como obstétrica, mejorando claramente al iniciar la
dieta sin gluten.
Aun así la elevada tasa de incidencia de problemas gestacionales
no sólo se explica por el déficit nutricional sino que también
intervienen mecanismos autoinmunes.Artículos recientes apuntan
hacia una posible apoptosis (muerte celular) de las células
placentarias inducidas por los Anticuerpos antitranglutaminassa
(anti-TG) alterando por tanto, la evolución natural de la gestación. mencionados problemas de piel, y otros también característicos:
Otros autores defienden la hipótesis del daño sobre las células
del endotelio vascular del endometrio (capa más interna del
útero), inducido también por los Anti-TG circulantes. La correcta
vascularización del útero es indispensable para una exitosa
implantación del embrión y para la correcta formación de la
placenta y desarrollo posterior del feto.
Está demostrado en numerosos estudios que el riesgo de
abortos y de partos prematuros está aumentando en las mujeres
celíacas en comparación con mujeres no celíacas. Este riesgo,
sin embargo, disminuye claramente al iniciar la dieta sin gluten y
consiguiendo, por tanto, la negativización de los Anti-TG
varones con EC no diagnosticada presentan niveles elevados en
plasma de Testosterona, LH, FSH, prolactina y disminuidos de
Dehidroxitestosterona. Todas estas alteraciones se normalizan
también al iniciar la DSG. El aumento de la prolactina (presente
en la EC no tratada) es una causa de impotencia y de pérdida
de la libido. Una explicación posible sería que los Anti-TG se
dirigen contra determinadas hormonas o determinados órganos
endocrinos. La alteración de los niveles de gonadofrinas
(hormonas sexuales) sugiere que la hipófisis puede ser un órgano
diana de los Anti-TG presentes en la EC.
Como conclusión, podemos decir que la EC afecta a múltiples
sistemas del organismo, entre ellos el aparato reproductivo. Ante
una historia de infertilidad, abortos de repetición, menopausia
precoz etc... sería conveniente descartar una posible EC
subyacente no conocida.Aun así se requieren más investigaciones
para conocer en detalle la complejidad de la relación entre esta
enfermedad autoinmune y las alteraciones de la reproducción.
Quiero ser madre
Marta, Montse y Natalia tenían un mismo objetivo, ser madres.
Y un obstáculo en su camino, las disfunciones provocadas por
la celiaquía, ya sea en forma de infertilidad, interrupciones de
embarazo o menopausia avanzada. Las tres nos explican su
experiencia en primera persona, si han conseguido su propósito o
si éste aún no se ha hecho realidad.
Marta Pradal. 44 años. Abogada
Tengo 44 años y hace tres que sé que soy celiaca. Me
diagnosticaron celiaquía a los 39 años, después de perder tres
embarazos, cada uno con diferentes sintomatologías. Fueron
unos años tristes y difíciles porque perder un embarazo y otro
y otro desgasta mucho, y además haciéndome pruebas médicas
buscando la causa... Una vez encontraron anticoagulante lúpico y
en otra el hígado alterado, anemia, asma.., pero nadie me habló
de celiaquía.
Un día, cuando ya me había resignado a no ser madre, me salió
alterado un análisis de sangre de la revisión médica anual del
trabajo. Por casualidad yo acababa de leer en el metro un artículo
sobre la celiaquía, de una revista que regalan en las farmacias.
Fui al médico con el recorte de la revista para preguntarle si esto
podía ser lo que me pasaba. Y a partir de ahí, todo fácil: análisis
y biopsia intestinal.
Después de un año de dieta estricta sin gluten, fui madre a los 42
años de una niña preciosa. He tenido un embarazo muy bueno y
me encuentro mucho mejor. ¡Sin embargo añoro mucho un buen
bocadillo o una buena ensaimada!
Natalia G. 38 años. Enfermera
Hace dos años que me diagnosticaron celiaquía. También sufro
alta intolerancia al Sorbitol E-420 y no puedo tomar leche de
vaca, no la digiero, ni de soja.
El diagnóstico final tardó cuatro años en llegar, y todo se
desencadenó al comenzar una dieta para perder peso. Perdí de
manera muy rápida 24 kg, a ritmo de 3-4 por semana, y como
soy enfermera veía que no podía ser y me puse en manos de un
especialista. Hasta ese momento habían enfocado mis problemas
hacia el colon irritable, pero después de una biopsia intestinal
quedó claro que era celíaca, diagnóstico que venía a justificar
también periodos de diarreas y digestivos en general.
Por el camino, seis intentos de ser madre no exitosos: cuatro
de ciclo natural, una fecundación in-vitro y una inseminación
artificial. Ahora estoy en periodo de descanso, pero no descarto
de ninguna manera volver a intentarlo porque creo que todo se
puede superar.
Mi madre también ha sufrido muchos problemas intestinales
y todavía no están resueltos; le están haciendo pruebas y no
acaban de encontrar el diagnóstico preciso.
También estoy en estudio de osteoporosis en la cadera derecha,
pendiente de densitometría; tengo problemas de espalda
lumbociatalgia izquierda, hernia L5-S1, fisura radicular, protrusión En el adulto, la gestión del NO puedo dependerá básicamente
L4-L5, afectación motora y sensitiva de la pierna izquierda que
voy recuperando. Y anemias recurrentes, aproximadamente cada
cuatro meses.
Montserrat Iranzo. 45 años. Danza terapeuta y
bailarina
“Diagnosticada celíaca con 34 años y con menopausia adelantada
a los 39”
Después de encontrarme mal durante muchos años y visitar
numerosos médicos, a los 34 años me diagnosticaron celiaquía.
La clave para el diagnóstico, a pesar de haber sufrido todos los
síntomas habidos y por haber, fue una dermatitis herpetiforme
que mi dermatóloga asoció casi sin dudar a la celiaquía.
La visita posterior al gastroenterólogo fue corta, ya que enseguida
me envió hacia el quirófano para hacerme una biopsia intestinal
que dio unos resultados demoledores. Se confirmaba lo que era
un secreto evidente, y que anticipaban dismenorreas extremas,
una altura (1,65 metros) no acorde con la genética familiar;
mi padre mide casi dos metros y mis hermanas 1,75m, los
mucha o poca energía, inflamaciones en las articulaciones,
inflamación abdominal...
A los 37 años las menstruaciones empezaron a cambiar de
periodicidad, me diagnosticaron que había tenido menos óvulos
de los normales en una mujer y a los 39 años me llegó una
menopausia prematura.
Mi opción de ser madre era clara desde hacía años; primero
quería adoptar y luego ser madre biológica. Soy inmensamente
feliz con Paola, por suerte fue una opción y no una obligación,
pero no he podido cumplir el segundo deseo para que físicamente
apareció el problema de infertilidad prematura.
Fue duro de aceptar y ha sido un shock psicológico, pero son
cosas que pasan. Y como le digo a mi hija, “a ti te he tenido en
dos lugares, en mi cabeza y en mi corazón, y eso no lo cambiaría
por nada”.
La gestión del NO PUEDO
“Nosotros somos los únicos propietarios de nuestro
cuerpo”
...Seres humanos con sentimientos, emociones, cuerpos y razas
diferentes, educados en diferentes culturas y religiones, pero a
pesar de todos estos condicionantes, todos somos personas que
queremos ser respetados y aceptados como tales en nuestro
entorno social.
Ángela de la Rosa - Doctora especializada en psicología
clínica de adultos y adolescentes
¿Qué pasa cuando tenemos que aceptar que somos celíacos?
Cuando tenemos que decir yo NO puedo comer gluten porque
soy celíaco ¿Cómo nos sentimos? ¿Cómo creemos que nos ven
los demás? ¿Cómo gestionamos el NO PUEDO?
Preguntas y más preguntas que nos encierran en un universo de
incertidumbre. Miedo al cambio, al rechazo, a la diferencia. Este
miedo se convierte en un monstruo que puede llegar a devorar
nuestra autoestima si no nos enfrentamos a él. Pero, ¿cómo
hacerlo? A veces el problema se encuentra en nuestro entorno
más cercano, en nuestra propia familia que niega la situación
y nos aísla para protegernos generando un escudo a nuestro
alrededor, donde en muchos casos, por ejemplo, las salidas a
comer fuera de casa quedan limitadas o prohibidas.
¿Por qué? Aceptar la celiaquía conlleva vivir con ella en armonía
y para siempre. Hacerlo nos generará seguridad y nos facilitará
nuestra interacción social.
Muchas veces es la falta de información la que nos produce este
rechazo de la celiaquía. Por este motivo es también necesario
que la sociedad asuma su parte; que las instituciones ayuden
a difundir esta información en centros educativos, sanitarios, en
restaurantes, hoteles cafeterías, aeropuertos... El conocimiento de
una realidad como la celiaquía por parte de nuestros gobernantes
permitirá mejorar la calidad de vida del celíaco, quien podrá, por
ejemplo, encontrar con mayor facilidad una mayor variedad de
productos sin gluten, a un precio más económico de lo que tiene
que soportar en estos momentos, en un número más amplio de
tiendas especializadas, o podrá disfrutar de una buena comida
en restaurantes acreditados. Todo ello, evidentemente, le ayudará
a tener la sensación de estar haciendo una vida como la de
cualquier persona no celíaca.
El celíaco debe asumir el NO PUEDO con naturalidad, pero no
podemos olvidar que la etapa evolutiva en que se encuentre en
el momento de enterarse de su nueva condición deberá influir, y
mucho, en su proceso de aceptación.
La celiaquía en cada etapa de vida
La actitud de los padres es fundamental si el diagnóstico
se hace en la niñez, y tenemos que ser conscientes de que
esta acabará repercutiendo profundamente en el niño. Una
sobreprotección por parte de la familia fomentará en este su
inseguridad, poca tolerancia, frustración y baja autoestima.
En cambio, la aceptación de la celiaquía como una parte de
su vida permitirá que el niño viva la alimentación sin gluten
con normalidad, y que al llegar a la adolescencia tenga una
mayor seguridad en sí mismo y no haga transgresiones en
su dieta.
La confianza y una buena comunicación en la familia son
fundamentales en esta etapa para que el adolescente pueda
expresar sus sentimientos y preocupaciones. No debemos
olvidar que el grupo adquiere una gran importancia en este
momento vital, y si el adolescente acepta la celiaquía y lo
transmite al grupo como algo normal, este le ayudará y lo
aceptará, lo que le hará más fácil el gestionar el NO de forma
espontánea y natural.
de su actitud y capacidad resolutiva ante las circunstancias
adversas.
La experiencia es un grado y la podemos utilizar para fomentar la
confianza en nosotros mismos: “Si he sido capaz de enfrentarme
a numerosas situaciones y cambios en mi vida, ¿por qué no he de
poder hacerlo ahora? Al fin y al cabo es por mi salud”. Yo puedo
asumir este cambio.
En conclusión, la gestión del NO puedo dependerá básicamente
de una buena autoestima que nos permita aceptar los cambios
que se produzcan en nuestra vida. Por eso debemos confiar
plenamente en nosotros mismos, saber empatizar con nuestro
entorno, reconocer nuestras emociones y, por encima de todo,
aceptar que somos lo que somos: seres humanos únicos.