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También conocida como la celiaquía de la piel, la Demartitis Herpetiforme es una afectación cutánea-intestinal de naturaleza inflamatoria y autoinmune. Clínicamente se caracteriza por la presencia de múltiples lesiones cutáneas intensamente pruriginosas. Está generalmente aceptado que se trata de la manifestación en la piel de la enfermedad celíaca. Es una enfermedad exclusiva de las personas celíacas que afecta, como mínimo, a una de cada veinte. La sensibilidad al gluten induce una respuesta del sistema inmune que ataca inicialmente al intestino. Este ataque inmunitario puede, en cualquier momento, afectar otros tejidos, como el órgano más extenso y pesado de nuestro organismo: la piel. Todos los pacientes con Dermatitis Herpetiforme presentan diversos problemas relacionados con la ingesta de alimentos que contienen gluten, si bien solo una minoría experimenta síntomas digestivos.
La sintomatología se manifiesta con mucho picor en una zona granulada, especialmente en la zona de los codos, rodillas y nalgas, que no mejora con ninguno de los tratamientos que habitualmente se prescriben para tratar el prurito. El picor es muy intenso y solo responde a tratamientos específicos para esta enfermedad. Hay que ir con mucho cuidado porque no todas las personas celíacas con picores tienen necesariamente Dermatitis Herpetiforme. De hecho, el eccema o dermatitis atópica son mucho más frecuentes que la Dermatitis Herpetiforme como causa de picor en las personas celíacas.
El tratamiento prescrito es la supresión permanente del gluten de la alimentación, es decir, seguir una estricta dieta sin gluten de por vida, aunque se puede prescribir dapsona hasta que la dieta sin gluten controle la enfermedad.
Fuente: Dr. Josep Herrero, médico especialista en dermatología médico-quirúrgica y miembro de las Academias Española y Europea de Dermatología